Sólo quería un café

Conducía mi auto hacia ninguna parte, una hora más tarde paré en un café, el lugar parece agradable. Mientras consumo mi Moka y una chapata disfruto del día. Escuché el andar de unos tacones y no pude evitar buscar de quién eran. Chica delgada, morena clara, cabello largo, de hermosas caderas y buenas nalgas. Continué mi lectura y di un sorbo al café. Sentí una mirada, de esas que gritan ¡mírame! y seguí la instrucción, su dueña me sonríe y yo respondo tímida, continúo con mi lectura sólo para ser interrumpida por la ama de tan hermosa mirada.
-¿Se puede?-
-Claro, adelante.- cerré mi libro y una sonrisa nerviosa se me escapó.
-Un gusto, Sofía ¿y tu?
-Eliza, el gusto es mío.-
-Y dime, ¿Qué hace una chica como tu tan sola?-
-Nada, escapando de la cotidianeidad ¿y tu?-
-Lo mismo y esperando al destino.-
-¿Por algo en especial o esperas te sorprenda?-
-Creo que me sorprenderá con algo bueno, algo me lo dice.-
-OK . Nuevamente mi sonrisa nerviosa
-Linda sonrisa, se ve franca-
-Y lo soy
-¿Y qué más eres?-
...

La charla siguió y sin darme cuenta las horas ya habían pasado, el frío no se hizo esperar, -joder y yo que sólo cargo éste triste sweater. –

-Espera, voy al baño-
-OK- esperé.

Al volver, me tomó la mano –Qué pinche frío mira cómo están heladas mis manos-
-Tienes razón están heladas...- no me soltó. En ese momento sentí pequeñas descargas de electricidad recorrer mi ser hasta llegar a mi clítoris. Menos mal que no ve lo que hay dentro de mi cabeza. Sonrisa nerviosa...

-Debo irme-
-¿Traes auto o quieres que te de un aventón?-
-Traigo auto-
-OK, te acompaño-
-Entonces ¿llamarás?-
-Sí seguro - Y se despidió con un beso tan cercano a mis labios que de inmediato me sentí humedecer.
Arranca el auto... arranca... No. El auto no jala
-Uy temo que tu batería anda mal ¿quieres que te pase corriente?
-Muero... ups sí, batería al auto por favor (risas nerviosas).
...
-Bueno, no funciona. ¿Qué procede?
-¿Podrías llevarme a casa? Vivo cerca.
-Sí claro
-¿A dónde vamos?-
-A donde nadie sepa quien eres, empezando por ti. -

No sé que cara puse pero su risa me contagió, seguí conduciendo...

-Pasando el puente a la derecha... en esa entrada.-


(Wow, puertas automáticas, vigilancia, ha de ser una unidad muy “nice”) Nos indican dónde estacionarnos... un momento... ¿Es un hotel?




Fingí dominar la situación, la chica no bromeaba. Subimos las escaleras y no pude evitar mirar sus nalgas ¡wow! tan pronto pusimos un pie en la habitación sus labios chocaron con los míos, vaya suavidad. Todo mi ser se cargaba de energía y la humedad en mis entrepiernas era más que evidente. Poco a poco nos despojamos la ropa mientras mi clítoris palpitaba a mil, su cadera contra la mía con movimientos cada vez más sensuales invitaban al paraíso. – no creas que no noté que imaginabas algo hace un rato, ¿Y si mejor lo haces?- Comencé a morder sus labios carnosos mientras una de mis manos acariciaba su seno y la otra continuaba perdida en sus caderas. Me llevó a la cama y se puso sobre mi. Manoseadas, besos largos, cortos, por el cuello, en la cara, murmullos, gemidos, lo mejor de todo; su voz pidiendo más. Mis dedos se deleitaban entre su humedad, mi lengua estaba excitada por los besos tan mordaces, como en una catarsis pasional. Más de una vez me hizo venir con sus movimientos salvajes. Un gemido suave al oído me indico su primer orgasmo.


Me abrazó mientras tomamos respiro para continuar el juego, se levantó y me condujo a un rincón de la habitación, sacudió su pelo, su fragante pelo y me sentó en un banco, colocó un pie en la parte posterior dejando su sexo frente a mi rostro y comencé a hacerle sexo oral, no tenía puta idea de cómo hacerlo pero el instinto es cabrón y más cabrón el deseo de otorgarle otro orgasmo. No hay cosa que me de más placer que sentir que proporciono placer. En lo que recuperábamos lucidez comenzó a besarme, sus labios traviesos se perdieron en mi pecho, lengueteaba mis senos, chupaba y succionaba, bajó hasta mis caderas y después en mi entrepierna. Besó como diosa mi clítoris, mordía mis labios que callados disfrutaban la humedad de su lengua que sabía bien el juego. Sentí mi cara adormecer y grité de placer –¡¡Puta madre ¿dónde habías estado? Joder, de lo que me perdía!!- Se sentó sobre mí y me abrazó, ésta vez necesitamos más tiempo para recuperar aliento, me besaba, murmuraba, mordía mis labios y el lóbulo de mi oreja, no sé qué era mejor si sentir sus senos contra los míos o acariciar sus nalgas uff ¡Qué nalgas!.-Volvamos a la cama- me dijo, y una vez ahí seguimos el juego. Sus labios suculentos contenían alguna droga porque no podía dejar de besarlos, una pausa –Cógeme, una vez más, cógeme- Se recostó boca abajo y levantó sus caderas, comencé a besarle la nuca, bajé por sus hombros, me perdí un rato en su espalda, mordí sus caderas y después sus nalgas, sus gemidos me dictaban el camino, introduje mis dedos y me dejé llevar por el movimiento de sus caderas que me indicaban el ritmo y la intensidad... Un gemido, un gran gemido... - Más, quiero más, no pares-

Y así fue, al final, ambas recostadas en la cama comentamos nuestra locura.

-Nunca había hecho algo así- comentó

-¿En verdad?-

- Sí, ¿Acaso crees que me dedico a levantar chicas en las cafeterías?-

-jajajaja no, jamás lo pensé. Me alegra que hoy te diera por cometer tal locura.-

-Lo mismo opino-

-Por cierto, nunca pregunté ¿Tienes pareja?-

-No, de hecho hasta hoy me juraba buguísima-

-¡NO! ¿en serio? pues inexperta no pareces ¡eh!-

-jajajaja me conozco bien, eso es todo-

¨-Pues mujer, deberías pensar seriamente en cambiar de mercado- Y se montó sobre mí una vez más, me besó, mordió mis labios, succionó mi lengua mientras mi pierna en su entrepierna le daba placer, gimió en mi oído... un gemido fuerte... como un ladrido... un ladrido intenso más fuerte...

-¡Liz, Lola quiere salir!- gritó mi hermana.